Muestreo probabilístico o no probabilístico, esta decisión a veces nos vuelve hamletianos, ya que es como definir la pregunta de “to be or not to be?” de la investigación. Cada método de muestreo nos aportará insumos diferentes y tendrá una incidencia distinta en nuestro presupuesto.
Primero, cuando hablamos de una muestra nos referimos a un subconjunto de casos o individuos que forman parte de un universo o población. Por lo tanto, tenemos que tener en claro de quienes necesitamos obtener información, si existe un marco muestral en el que ellos puedan ser identificados. Por ejemplo, la lista de alumnos de una universidad es un marco muestral que nos permite identificar al detalle quienes pueden entrar en nuestra muestra y como acceder a ellos. No ocurre lo mismo cuando tenemos la necesidad de encontrar información sobre los consumidores de una marca de gelatina, pues ellos difícilmente estarán registrados con nombre y dirección por lo que asumimos que podemos llegar a ellos con una selección de viviendas y hogares. Pero aún en los casos que tengamos la posibilidad de contar con un marco muestral detallado y actualizado no estamos obligados a hacer una muestra representativa.
Entonces, ¿qué beneficios obtenemos del uno o del otro? Cuando hacemos un estudio probabilístico, el principal beneficio es que podemos estimar el margen de error, a partir de realizar un muestreo en el cual todos los individuos cuentan con una probabilidad conocida de ser seleccionados dentro de ella. Con el margen de error podemos extrapolar los resultados de nuestra encuesta a la población (universo) y poder calcular de esa manera los indicadores de nuestra estrategia de mercadeo, política o social dentro de determinados parámetros.
Por otro lado, en el caso de los muestreos no probabilísticos no podemos estimar este cálculo. Esto significa que no podemos asegurar en qué rangos se encuentran nuestros resultados, ni la probabilidad de selección de cada uno de los encuestados. Esto sucede cada vez que realizamos encuestas en puntos de intervención, encuestas en línea o en las encuestas de boca de urna, en donde no existe un control sobre las personas que participan y no tenemos forma de estimar el rango de nuestros datos. Por este motivo, es que cuando se hacen este tipo de muestreo se recurren a muestras de gran tamaño.
Por este motivo, cuando seleccionamos el tipo de muestreo con el que realizaremos nuestro estudio de mercado, de opinión pública o social, este tendrá un impacto directo en el tipo de conclusiones al que podemos arribar. Sin embargo, también debemos tener una idea de costo/ beneficio. Las encuestas probabilísticas son mucho más caras, por lo que el factor presupuesto también debe ser tomado en cuenta.
El mejor método de muestreo es aquél que se adecúe más a nuestras necesidades, el que nos permita llegar a nuestro universo de la mejor manera, en un tiempo razonable y a un costo accesible. Lo que no debemos olvidar es que a la hora de interpretar debemos ser mucho más cautos en una opción que en otra, y, que ambos casos hay que tener en cuenta otros aspectos para evaluar la calidad de la investigación.